Revisa la Obra de Edificación

Es interesante estudiar un poco sobre la Teología y la Dogmática, las cuales son dos cosas diferentes. La Teología es dinámica, se distingue por la reflexión, es más bien un trabajo, en cambio la dogmática es esencialmente estática, se caracteriza por la formulación, es un resultado de ese trabajo (teológico), cuyos rasgos principales son la fijación y la autoridad. Entendemos la dogmática como el conjunto de dogmas, y el dogma es una doctrina fundamental contenida en la revelación divina y definida autoritativamente por la Iglesia como verdad que debe ser admitida por todos los cristianos.

 

Teniendo esto claro, cabe decir que el dogma ha tenido diferentes tipos de evolución a lo largo de la Historia de la Iglesia, esto no lo trataré en este artículo, solo por mencionar que en la Iglesia cristiana, desde el principio, se vio obligada a ir perfilando con precisión cada vez mayor la enseñanza apostólica, lo que fue positivo para mantener establecida la sana doctrina de las herejías que surgían. Lamentablemente en tiempos posteriores se cometieron abusos de los dogmas por parte del catolicismo romano, elevando sus dogmas por encima de la Palabra de Dios, esto combatido por la Reforma del siglo XVI que más adelante muchas denominaciones que se levantan caen en el mismo error.

 

José Martínez un reconocido líder evangélico español hablando sobre este tema menciona lo siguiente:

 

"Movimientos posteriores dentro del protestantismo contribuyeron a corregir los males del dogmatismo en sus filas. Pero éstos, al parecer, no se extinguen por completo jamás. Una y otra vez reaparecen incluso en el seno de iglesias o confesiones evangélicas que hacen gala de fidelidad a la autoridad de la Palabra de Dios.

Con frecuencia, las interpretaciones que a muchos textos bíblicos se dan y las posiciones doctrinales que se mantienen se deben más a tradiciones del correspondiente círculo eclesiástico que a un estudio serio, imparcial y perseverante de la Escritura en el que constantemente la dogmática es sometida a revisión.

A lo largo de generaciones -siglos a veces- se perpetúan errores nacidos de sistemas teológicos tan rígidos como tradicionales que han configurado la exégesis conforme a unos moldes doctrinales inflexibles. No puede haber despropósito mayor.

Como agudamente señala Mickelsen, «es grande el contraste entre meter a la fuerza el pie en un zapato y hacer un zapato a la medida del pie». Lo más triste es que frecuentemente esos errores han sido defendidos con actitudes furibundas, alimentadas las más de las veces por el orgullo teológico. Y del orgullo teológico al odium theologicum, tan tristemente famoso, sólo hay un paso.

Revisar nuestra teología es siempre un imperativo que debe cumplirse supeditando toda especulación y sus conclusiones a los resultados de una exégesis seria. B. Ramm ilustra esta necesidad cuando compara el hacer teológico a una obra de edificación.«Un sistema de teología ha de construirse exegéticamente ladrillo a ladrillo. La tarea del teólogo sistemático es empezar con estos ladrillos hallados en la exégesis y construir el templo de su sistema teológico. Pero sólo cuando está seguro de sus ladrillos -de cada uno particularmente- puede hacer las necesarias generalizaciones y proseguir la actividad sintética y creadora que es necesaria para la construcción del sistema teológico.»"

  

En vista a todo esto mencionado es mi intención hacer un llamado a cada líder y creyente en general a Revisar la Obra de Edificación, es decir, a revisar cuidadosamente nuestra Teología, ladrillo por ladrillo, doctrina por doctrina, con humildad en oración a Dios, con la disposición de aprender aunque esto implique desaprender muchas cosas que haya aprendido de manera equivocada. Comparemos si lo que nosotros creemos hoy es congruente con lo que creyó y aprendió la Iglesia del primer siglo. Esa es mi oración.

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